jueves, 3 de marzo de 2016

"REQUIEM."

¡Oh, Señor! Dios de los ejércitos, 
eterno Padre, eterno Rey, 
por este mundo que creaste 
con la virtud de tu poder; 
porque dijiste: la luz sea, 
y a tu palabra la luz fue; 
porque coexistes con el Verbo, 
porque contigo el Verbo es 
desde los siglos de los siglos 
y sin mañana y sin ayer, 
requiem aeternam dona eis, Domine, 
el lux perpetua luceat eis! 

¡Oh Jesucristo, por el frío 
de tu pesebre de Belem, 
por tus angustias en el Huerto, 
por el vinagre y por la hiel, 
por las espinas y las varas 
con que tus carnes desgarré, 
y por la cruz en que borraste 
todas las culpas de Israel; 
Hijo del Hombre, desolado, 
trágico Dios, tremendo Juez: 
requiem aeternam dona eis, Domine, 
el lux perpetua luceat eis! 

¡Divino Espíritu, Paráclito, 
aspiración del gran Iaveh, 
que unes al Padre con el Hijo, 
y siendo el Uno sois los Tres; 
por la paloma de alas níveas, 
por la inviolada doncellez 
de aquella Virgen que en su vientre 
llevó al Mesías Emmanuel; 
por las ardientes lenguas rojas 
con que inspiraste ciencia y fe 
a los discípulos amados 
de Jesucristo, nuestro bien: 
requiem aeternam dona eis, Domine, 
el lux perpetua luceat eis!


                            Amado Nervo.

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