Edward Sheriff Curtis (Whitewater, 16 de febrero de 1868 − Whittier, 19 de octubre de 1952) fue un fotógrafo y etnólogo autodidacta estadounidense.
Establecido en Seattle como fotógrafo de éxito, un encuentro fortuito con el antropólogo George Bird Grinnell le puso en contacto con las culturas nativas de Norteamérica. Este descubrimiento, a los treinta y dos años, cambió su vida. A partir de entonces se dedicó de manera casi exclusiva durante más de treinta años a documentar gráficamente y recopilar por escrito la cultura de los indígenas de los Estados Unidos, con el objetivo de conservar la memoria de unas formas de vida que se encontraban amenazadas por una desaparición inminente. A pesar de la falta de una formación académica, dejó una obra monumental de veinte volúmenes, titulada The North American Indian (El indio norteamericano), una recopilación exhaustiva de la cultura de las tribus de los Estados Unidos y parte de Canadá, así como la película In the Land of the Head Hunters, precursora del cine documental. Aunque su obra etnográfica le dio renombre, no generó ingresos. Tuvo una vida modesta durante los últimos años de su vida, y cuando murió, su obra ya se había olvidado. Sin embargo, a partir de la década de los años 1970, su obra ha sido revalorizada, no tanto por su valor académico, sino por la calidad artística, etnográfica y humana de las fotografías.
Nació cerca de Whitewater (Wisconsin). Su padre, el reverendo Johnson Asahel Curtis (1840-1887), había nacido en Ohio de familia procedente de Canadá. Había participado como sacerdote de campaña en laGuerra de Secesión, que le había dañado la salud, y operaba, con dificultad, una pequeña granja a la vez que se desempeñó como predicador. Su madre, Ellen Sheriff (1844-1912), era de Pennsylvania con ascendencia inglesa. La pareja tuvo cinco hijos. La niñez de Edward fue pobre pero tranquila. En 1874 la familia se trasladó al Condado de Le Sueur (Minnesota). Seis años más tarde el padre dejó la granja y la familia se instaló en la localidad de Cordova (Illinois), donde se desempeñó como predicador de la comarca. A menudo, Edward le acompañaba en sus viajes pastorales, siguiendo los ríos en canoa y acampando. Así se despertó su gusto por la naturaleza. En esa época, siguiendo las instrucciones de un manual de fotografía, construyó su propia cámara, aprovechando una lente que su padre había traído de la guerra.
A los catorce años, dejó la escuela para ayudar en casa, debido a la mala salud de su padre. A los diecisiete entró como aprendiz en un estudio fotográfico en la pequeña ciudad de Saint Paul (Minnesota). Dos años más tarde acompañó a su padre, que necesitaba un clima menos riguroso, al área de Seattle (Washington), esperando el traslado del resto de la familia, lo que occurió unos meses después, en mayo de 1887, apenas tres días antes de que muriera el padre de neumonía. Edward mantenía a todos, trabajando como leñador y haciendo otros trabajos pesados.
Seattle ofrecía muchas oportunidades para progresar, ya que era una ciudad dinámica y en pleno crecimiento; era el principal puerto de acceso al Extremo Oriente y Alaska, y una escala obligataria para los buscadores de oro de Klondike. Tras un accidente de trabajo en el bosque, que lo mantuvo convaleciente durante meses, Edward entró a trabajar en un estudio fotográfico, y en poco tiempo abrió su propio estudio, asociado con el de Thomas Guptill. Tuvo bastante éxito comercial haciendo retratos de lujo. También recibió reconocimiento profesional y ganó numerosos premios —solo o con Guptill—, tanto a nivel local como estatal y nacional, como la medalla de bronce de la Convención Nacional de Fotógrafos (Nueva York, 1896). Ambos fueron declarados los fotógrafos líderes de la región de Seattle por la revista Argus. Más tarde (1904), una fotografía suya ganó el concurso The Prettiest Children in America, organizado por una revista femenina, lo que le aportó el encargo de fotografiar a los hijos del presidente Theodore Roosevelt.
Curtis estaba al día de las tendencias del momento, especialmente de la corriente pictorialista, y se dedicó también a la fotografía de paisajes y a retratar la realidad de su entorno: temas urbanos, los mineros en camino al Klondike y, posteriormente, los indígenasde la zona que frecuentaban la ciudad.
Su buena situación económica le permitió asegurar la estabilidad de la familia: su madre, su hermano y sus hermanas, así como una prima con un hijo. Además pudo darles trabajo frecuentemente en el estudio fotográfico. Su hermano Ashael inició su propia carrera como fotógrafo, aunque por separado de la de Edward desde 1989, debido a una discusión sobre la autoría de unas fotos, después de la que no se reconciliaron nunca.
En 1896 se casó con Clara J. Phillips (1874-1932), una amiga de la familia que le había cuidado durante su convalecencia, después del accidente. Tuvieron cuatro hijos: un varón y tres hijas.
Curtis era también aficionado al montañismo. En una ascensión al monte Rainier conoció Ella Mc Bride, que se convirtió en amiga de la familia. Curtis y Mc Bride se asociaron profesionalmente. Con el tiempo, Mc Bride se convirtió en una de las fotógrafas norteamericanas más destacadas, conocida internacionalmente. Además, la pasión compartida por la montaña los implicó ambos en un grupo de activistas que reclamaba que se convirtiera el monte Rainier en un Parque Nacional, un objetivo que se consiguió en 1899.
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